ÁNGELES CAÍDOS.
Antiguo siervo de Dios que ha renunciado voluntariamente a su halo o fue expulsado del empíreo. No son demonios, ni hacen alusión de ninguna forma a ángeles demoníacos. Lo cierto es que ésta vertiente escasa en la línea de tiempo celestial ha perdido todo su Aether, la gracia de su virtud. El halo fue despejado y sus alas fueron cortadas ANTES de que pudiera convertirse/corromperse en un demonio, y, por tanto, se engendra un nido vacío de poder. Su sangre se torna transparente, perdiendo toda pureza. No muestra ninguna debilidad ante el Inferium y el Angelium, lo cuál no evita que SÍ puedan ser dañados por ellos como todo terrenal. Carentes de pulso, ya que el halo no hace parte de ellos, en ausencia de su corazón, dorsales adornados con dos profundas hendiduras dónde solían estar sus alas, un punto débil contundente, ya que si se llega a rozar la herida revivirá la congoja en carne propia y aquél que lo tocó, también, junto dolorosos recuerdos y visajes del evento.
En su estado actual, aguardan el juicio final de Dios y su destino final; un infierno predestinado y eterno, un lugar de “cadenas eternas reservadas”. Condenados a vivir en la tierra junto los humanos, desterrados del cielo.
- Lucifer.
Tras abandonar el cielo, su halo nunca se oscureció. Entregó voluntariamente su gracia a cambio de procrear con Perséfone. Así se convirtió en el primer caído.
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